VIENTO DE MIEL

Los sabios del norte cuentan que no todos los vientos son iguales. Algunos muerden con garras de hielo, otros arrastran tormentas. Pero existe uno tan raro y esquivo que pocos han sentido su caricia: el Viento de Miel.

Dicen que es el soplo secreto de los dioses invernales, nacido en el cruce entre la luna y el sol de medianoche. Viaja invisible, dejando tras de sí un rastro dorado que endulza hasta los corazones más endurecidos por el frío. Su esencia se reconoce en el perfume envolvente de miel y té de melocotón, suavizado con la pureza de la leche y coronado por el hechizo cálido de la vainilla.

Quien lo respira, recibe un don: la certeza de que incluso en los inviernos más largos, siempre habrá un soplo de dulzura capaz de devolver la fe en la magia.